El descanso más largo del año de la rutina laboral acostumbra a ser en verano. El tiempo libre lo compartimos con amigos, lo dedicamos a nosotros mismos y/o a estar con familia. Y en ese compartir de espacio y tiempo se producen fricciones con, por ejemplo, la pareja, el marido, la esposa, los hijos… que durante el año no se dan, o no tan intensa y frecuentemente. ¿Por qué?. Unos están en el trabajo 8, 10 12 horas, otros en el colegio mañana y tarde o estudiando fuera, etc. Y llegando el fin del descanso estival muchos, están cansados del stress de tan intensa convivencia. Acuden a un abogado matrimonialista, de familia, y me indican que han decido poner fin al matrimonio o la relación de pareja pues se han dado cuenta que no… que ya pasó la ilusión de esa vida en común y no quieren compartir más.
Como abogado matrimonialista, de familia, por experiencia detecto que muchas veces son “calentones” de verano, como un soufflé que sube pero al volver a la rutina, y verse menos intensamente, se desinfla, se suaviza esa tensión. Y se opta por seguir el camino de una vida en común estable, no necesariamente feliz. Optan por un soufflé, escasamente dulce y desinflado, poco atrayente. Sin embargo en otros no pocos casos la decisión es firme y quieren poner fin al matrimonio, divorcio, o la pareja con o sin hijos.
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Para evitar en lo posible el desgaste emocional en el transcurso de la formalización de la ruptura, especialmente de los hijos que son espectadores de lo que sucede, acortar tiempos o economizar gastos siempre aconsejo acudir a los ADR en inglés o MASC, medios alternativos de solución de conflictos. Y entre ellos, como abogado matrimonialista, de familia, informo de la mediación familiar.
Esta herramienta profesional, la mediación, es como un destornillador que ante esta situación concreta, la ruptura, se convierte en un intento, no de salvar la relación pues no hablo de consejeros matrimoniales, si no de pautar, ordenar la futura relación de los que ya no quieren estar juntos. Porque seguirán teniendo contacto sea por que tienen hijos en común o seguirán compartiendo bienes, etc.
Desde un planteamiento cordial la mediación familiar abre la posibilidad de encontrar un camino pacífico, equilibrado para poder lidiar con cualquier situación que se nos de en esa nueva etapa o andadura. A veces no es posible legalmente acudir a la mediación como en casos de violencia; o por ejemplo cuando se da algún tipo de adicción.
Con la mediación y con la ayuda profesional, e imparcialidad, del mediador/a quien nunca va a ofrecer soluciones a las cuestiones que necesitan los interesados o mediados, en ese caso hablaríamos de una conciliación, se va a intentar sacar a la superficie aquellas situaciones inconscientemente enquistadas, resentimientos, rencores de situaciones pasadas, calladas, no dialogadas en la pareja o matrimonio… Ese a veces escuchado:
“Tú me dijiste hace…”,
“No has soportado nunca a mi familia…”
Y que está impidiendo llegar a un acuerdo tras la relación.
En otros casos dado que la mediación es voluntaria si uno de los interesados no quiere mediar, no podremos acercar posturas. Suelen ser aquellos casos en que algunos creen que la vía judicial será la “venganza” a esos rencores con custodias exclusivas (guarda en Cataluña) de hijos, o no, pago de pensiones varias estranguladoras de la economía del otro al mínimo traspiés laboral, por ejemplo…Y a la práctica ni con esa sentencia a nuestro favor se consigue la paz interior.
Si no se consigue un acuerdo total o parcial (guarda de los hijos, pensiones, reparto de bienes,… etc) la posibilidad de acudir al Juzgado siempre será posible. Es más, puede que iniciado el procedimiento judicial, se active o reactive la mediación. En cualquier momento se puede plantear.
Voluntariedad o también equilibrio, respeto, son algunas de las características de la mediación. Y entre ellas la confidencialidad. El deber de confidencialidad para las personas que participan en la mediación, incluido del mediador/a, es fundamental. Incluso no se puede actuar como testimonio en un proceso judicial dado que sería revelar información.
Una vez más, en esta vuelta de vacaciones me encuentro en el despacho con el souflée bien arriba de clientes que quieren un punto final.
Mi mejor consejo: hablemos, acerquemos posturas de qué quiere usted y qué quiere usted y para sus hijos; y cómo quiere verse así mismo/a, en ese futuro, esa nueva etapa de felicidad, ya divorciados, o sin pareja, solos… o acompañados en otro proyecto de vida en común.
“Antes de pasar por el templo del Juzgado, pasemos por el templo de la Concordia”.
Mediemos, profesionalmente.
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Un atento saludo,Abel Molina Iniesta, es abogado y mediador, acreditado por el Ministerio de Justicia.
Está especializado en derecho de familia,divorcio, parejas, matrimonial.
Además es miembro 482 de la Sociedad Catalana de Abogados de Familia (SCAF)
Es miembro 102 en la Asociación Internacional de Juristas de Derecho de Familia (AIJUDEFA)
ABEL MOLINA LAWYER AVOCAT – MÉDIATEUR 弁護士 – 仲裁 ABOGADO – MEDIADOR RECHTSANWALT- MEDIATOR
